tomada de: http://www.flickr.com/photos/cpoyatos/4417546581/
Todos hemos pensado alguna vez, con mayor o menos preocupación, cómo nos ven los demás. Reflexionamos sobre cómo somos, actuamos, qué nos motiva, con quién interactuamos… todas estas percepciones nos ayudan a formar nuestra identidad. En la red, al escribir mi nombre en un metabuscador como Google lo primero que debo hacer es consultar dos referencias, con la que me muevo en la red “jmanuelgarrido” y mi nombre completo “José Manuel Garrido Argandoña”. De esta forma recupero una primera impresión de lo que sería o es mi identidad digital.
Así, buscando como “jmanuelgarrido” entre
los primeros resultados aparecen mis perfiles en las redes o
plataformas en las que soy más activo como Twitter,
Scoop.it o Issuu, también Slideshare o Youtube, o Symbaloo. Aparece mi
perfil en Linkend o mi participación en blogs u organismos como maestro o
formador en fomento de la lectura y bibliotecas escolares.
Por otro lado, al poner mi nombre
completo aparecen referencias a algún artículo, una web personal ya
desaparecida sobre recursos de educación especial o participaciones en
congresos y otros.
Todo ello podría configurar mi vida
profesional –con algún otro detalle- y no está mal. La mayoría de lo
publicado asociado a mi trabajo como tutor de primaria, mi fomento de
las bibliotecas escolares y el desarrollo de proyectos de aprendizaje.
Es lo que hago y en mi filosofía siempre ha estado el compartir,
difundir y facilitar a otros el camino andado.
Luego tendríamos una faceta más personal e
íntima que se recoge en plataformas como Instagram, Facebook… aunque lo
cierto es que cada vez más, fruto de red que se crea y se amplía
continuamente, es muy difícil mantener nuestra faceta profesional
desligada de la familiar o íntima.
Con todo ello se va configurando mi
identidad digital que es una prolongación de mi propia identidad;
caracterizada por las ilusiones, motivaciones, características e
intereses, pero también las reflexiones, pasiones y errores, esos que se
quedan en la red para recordarnos nuestra “humanidad” ;-)
Porque la identidad digital es también
“humanizante” gracias a las redes que creamos con otras personas, con
similares intereses, con ideas complementarias o dispares, con gente que
forma también nuestro entorno de aprendizaje, ubicuo pero real, y
siempre enriquecedor.
De ahí que sea importante cuidar nuestra
competencia digital, esa habilidad para estar en esta sociedad
condicionada por las herramientas digitales, por múltiples plataformas,
aparatos y soportes. Ésta sigue evolucionando y por ello estamos aquí,
aprendiendo, permanentemente como debe ser.
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