Tras diecinueve años de profesión docente y unos cuantos colegios en los que he trabajado y bastantes visitados, vistos y apoyados, tengo que decir, y puedo hacerlo sin ninguna duda, que me ha tocado la lotería. Y eso, en esta santa profesión, es bastante complejo.
Esta semana cierro un nuevo curso escolar. Un curso muy especial porque con estos chicos he convivido, trabajado, sufrido y disfrutado mucho, pero mucho muchísimo; pocos llegan a saber la complejidad de lo que digo. Unos chicos que me han dejado una huella imborrable en muchos sentidos. En mi clase, incluso, he tenido un par de "los niños más altos del mundo" como diría Pablo Albo.
Pero la lotería me ha tocado porque tengo la suerte de tener de compañera de trabajo, así pared con pared, de "paralela" que decimos en el gremio, a una profesional y una persona de una calidad y calidez impresionante y sorprendente.
Muchos ya la conocen porque en las redes deja una huella digital marcada por sus ideas, experiencias y proyectos que comparte con sus alumnos y sus familias todos los años. Son esas ideas locas, son sus aventuras cotidianas en el aula. Se llama Teresa y estoy convencido de que algún día alguien importante le pondrá la medalla que se merece.
Y es un premio porque juntos compartimos charlas, filosofías, prácticas, recursos, experiencias y proyectos que rompen las paredes de nuestras aulas y nos hacen crecer como maestros. Me contagia su dinamismo y su buen hacer. Cierto es que ella acelera, que yo le freno, que ella imagina, que yo le hablo, que ambos escuchamos, que ponemos negro sobre blanco y luego le damos color. Pero es que tenemos dos paletas y dos botes de pinceles que nos permiten dibujar y pintar la escuela como nos gustaría a nosotros si fuéramos alumnos. ¡¡¡Uff, qué complicado es describir lo que se llega a hacer cuando salimos del libro de texto!!!
Señor, déjame que me la lleve allí donde vaya siempre a trabajar. No somos almas gemelas, ni mucho menos, ella es mucho más alta que yo, pero somos dos piezas que encajan y hacen mover bielas y engranajes complementarios al ritmo de músicas diversas. Hoy mismo, mientras caminábamos intercambiando impresiones y repasando la lista de materiales para el próximo curso, ya han surgido ideas para "mezclar" aulas, alumnos y horas; poner en marcha proyectos y darle "salero" a la escuela en el curso que viene en septiembre; y es que antes de cerrar éste, ya maquinamos para el próximo, ¡anda, qué!
Porque la escuela necesita de equipos, necesita romper unidades; construir algo más grande que las aulas. Mover muros y abrir puertas, ampliar libros y limpiar ventanas. Que entre más luz, que entren ideas, que entren proyectos, que se mueva, que la imaginación fluya y el ritmo sea regular pero constante. Que no haya excusa para parar. Que la implicación sea coordinada e intensa. Y eso, con Teresa, sí. Gracias por estar ahí, gracias por cruzarte en mi camino, gracias por compartir camino e, incluso, intercambiar perspectivas y mochilas.
A los maestros que estos días están cerrando programaciones, metiendo datos en plataformas administrativas, a los que están firmando informes y redactando actas; incluso a los que están opositando por conseguir un hueco en un colegio el curso próximo; a todos, os deseo, felices vacaciones de verano y una "Teresa" en vuestra vida profesional. Merece la pena.
P.D.: gracias a la mamá que nos ha pasado la foto ¡¡¡nos has pillado!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por aportar.